El frenético desarollo del día ha sido pacífico. Ahora me doy cuenta de en el momento en que verdaderamente se está disfrutando con alguien es cuando el tiempo pasa tan deprisa que no percibes lentitud de las manecillas del reloj. Y ahora, ya son las diez y media, de la noche. Habia pensado en tocar un rato la guitarra, empezar a aprenderme Don't look back in anger, pero digo, seré buena persona y dejaré dormir a los tres duendes que duermen junto a mi pared; esta tarde ya he hecho bastante ruido, no merecen más. Ruido me refiero a ponerme los cascos sin oir nada más que música seleccionada aleatoriamente y cantar como si fuera Roger Daltrey. Por esta razón, voy a ver otro capitulo de esa serie que me tiene tan enganchada, de esta forma, todos contentos.
Anoche nevó y el día se ha despertado con olor a bizcocho de
naranja y
chocolate.
