domingo, octubre 17, 2010

Estoy tiritando a cuarenta grados centígrados,
y el aire gélido se balancea entre las cortinas suaves.
Entran por las ventanas pequeñas gotas,
no de lluvia, no de nube,
si no de mar.

Del mar lleno de enfado,
enrojecido por el viento del cielo.
Hace que las olas lleguen hasta mi ventana,
dejando caer gotas,
gotas de litros de rabia.

Pero yo en calma,
las observo y las dejo que cubran mi rostro,
mojándolo así,
lleno de silencio por dentro,
a rebosar de tizne azul.

Cian tranquilo,
y rojo abrumado.
Un contraste que llena la habitación de agua,
agua infinita.

Una pecera donde somos peces,
peces electricos.
Brillantes en la oscuridad.

*

2 comentarios:

Ella es Tanya dijo...

me gusta todo lo que he visto por aqui, me da mucha calma :)

Cristina dijo...

pasate por mi blog, en el apartado Ameboides, mola, al menos si no te comentan sabes que alguien se pasa a leerte el blog jajajaj