lunes, abril 11, 2011

Aunque confesemos que todas estas cosas y las restantes de este género, son verdaderas, sin embargo, si no fuéramos demasiado quisquillosos, ingratos, obstinados y delicados, nos atreveríamos a reconocer y afirmar que en nuestra común y cotidiana vida, poseemos más placeres que molestias. Pues si estudiáramos con atención y cuidado la naturaleza del hombre, veríamos 'Oh cosa admirable!, que no hay ningún acto humano del que, al menos, no se obtenga un placer no pequeño. Y así por medio de cada uno de los sentidos del exterior, de la vista, oído, olfato, gusto y tacto, el hombre obtiene siempre tantos y tan fuertes placeres, que algunos de ellos parecen a veces superfluos, excesivos e inútiles. Es difícil decir o, más bien, es imposible, de cuántos placeres goza el hombre por la clara visión de cuerpos hermosos, por la audición de sonidos, sinfonías y armonías diversas, por el perfume de las flores y de otros olores semejantes, por el gusto de manjares dulces y suaves, y finalmente por el tacto de cosas extraordinariamente delicadas.

Giannozzo MANETTI: De dignitate et excellentia hominis.

Me encantan esas últimas palabras.

No hay comentarios: